El Ávila, o Waraira Repano,
ha sido siempre terreno fértil para las más variadas historias, ideales para
ser contadas a la luz de una fogata mientras el sonido del viento entre los
árboles nos hace dudar de su carácter de leyenda. Quizás una de las más populares
es la historia del Dr. Knoche y sus momias, que desde hace más de un siglo ha
fascinado a cuantos se han atrevido a seguir sus pasos.
El Dr. Gottfried Knoche,
médico cirujano alemán, nació en 1813 y emigró a Venezuela en 1840,
estableciéndose en La Guaira para atender a la población alemana de esta
ciudad. Muy pronto se ganó el cariño del pueblo, ya que no cobraba honorarios
profesionales a aquellos pacientes que no podían pagarle. En sus paseos por los
alrededores de La Guaira, conoció la zona de Galipán y se interesó en adquirir
una pequeña finca, a la que llamó Buena Vista, donde él y su familia estuvieran
rodeados de la naturaleza que tanto le fascinaba y pudiera tener la privacidad
necesaria para sus experimientos médicos. El Dr. Knoche momificó varios
cuerpos, generalmente miembros de su familia y soldados no reclamados de la
Guerra Federal, con una sustancia creada por él, de la que nunca se conoció su
composición, y que permitía conservar los cuerpos sin extraer sus órganos.
La fama del doctor llegó a
oídos de los familiares de Tomás Lander, considerado como el “más grande
pensador liberalista venezolano”, quienes le solicitaron que embalsamara su
cuerpo. El cadáver momificado de Lander permaneció, vestido y maquillado por sus
familiares, sentado en su escritorio durante 40 años hasta que Antonio Guzmán
Blanco ordenó su inhumación.
Antes de su muerte, en
1901, el Dr. Knoche dejó preparada la sustancia para momificar su propio
cuerpo. Su enfermera, Amelie Weissman, fue la encargada de tal labor. Amelie
Weissman continuó viviendo en la finca y unos días antes de fallecer, en 1926
llamó al Cónsul Alemán y le hizo prometer que, a su muerte, la incinerarían y
arrojarían sus cenizas al mar. En el Mausoleo aún pueden verse los sarcófagos
de cemento en los que fueron enterrados el propio Dr. Knoche, su hija Anna, su
yerno Heinrich y su hermano Wilhem. Los cuerpos fueron robados, aparentemente
por estudiantes de medicina, que pretendían descubrir la fórmula secreta que
permitía conservar los cadáveres en tan buen estado. Dice la leyenda que allí
también se encontraba la momia del soldado José Pérez, con el fin de ahuyentar
a los intrusos. Actualmente, se pueden ver réplicas de todos estos cuerpos en
las que, se cree, son las posiciones que ocupaban originalmente sus tumbas.
El camino para llegar al
Mausoleo del célebre doctor comienza en la Plaza Bolívar de San José de
Galipán. Aunque hay operadores turísticos que ofrecen la ruta, es posible ir de
manera independiente ya que el camino está perfectamente señalizado.
En todo
caso, es importante ir física y mentalmente preparado para los casi cinco
kilómetros de recorrido (ida y vuelta) en terreno agreste. A unos 400 metros
del Mausoleo, al norte del Picacho de Galipán, se pueden visitar las ruinas de
la Finca Buena Vista. Si bien la maleza ocupa ahora buena parte del lugar, es
posible observar restos de la casa, la caballeriza y, especialmente, del
laboratorio. Los habitantes de Galipán dicen que en las noches, aún pueden
escuchar al doctor y a sus momias caminando cerca de la Finca y del Mausoleo,
en el que los más valientes pueden acampar.
Fuente:http://www.fundacionciev.blogspot.com/
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